Lo nuestro ya sobrepasa toda
racionalidad: amenazamos militarmente a los EEUU y también a España con sanciones terribles en medio de
una de las peores crisis de nuestra historia. Hacemos ensayos militares que
circulan como vídeos cómicos por las redes y la gente pregunta: “¿viste el de
la refinería?, ¡ese está buenísimo!” Declara persona non grata a Felipe González la misma gente que le
entregó la espada de Bolívar a Muamar Gadafi. El ministro que condujo el rumbo
de nuestra economía durante los últimos 15 años, hace una campaña mundial para
demostrar que la continuidad de su política es ahora un desastre.
Al tiempo que se descubren
cuentas mil millonarias de la corrupción en Andorra, Suiza y otros paraísos
fiscales, el gobierno niega dólares para la importación. A la única empresa que
fabrica eficientemente harina precocida (una empresa privada porque las que no
producen son del gobierno) se le decomisa la producción. Se hace una campaña
para promover la venta de gasolina a precios justos, mientras se le obliga a
los productores privados a vender por debajo de lo que les cuesta
producir. Se encarcela y tortura gente
en nombre de la defensa de los derechos humanos. Se acusa al violado de violar
y al agredido de agresión. Se establecen “pactos de honor” con grupos
delincuenciales para frenar los robos. Se insiste en mantener un rumbo
económico que es claramente suicida, culpando a los que están quebrados de
promover una “guerra económica”. En la frontera, solo con pasar a Cúcuta, un
ciudadano puede recibir 5000 Bs. por cada 100 mil bolívares que lleve en
efectivo en billetes de 100 y 50. Si encima va con el tanque lleno de gasolina,
4 cauchos nuevos y la maleta llena de
comida, puede en 5 viajes resolver un año de trabajo. Se obliga a la población a firmar en contra
de nuestro principal cliente comprador de petróleo, mientras un alto
funcionario hace la fiesta de su hijo con hamburguesas traídas directamente del
Imperio. Una gobierno que ha producido multimillonarios instantáneos de la
nada, es el abanderado de la justicia social. El presidente recibe una
solicitud de ayuda en un mango que alguien le lanza y él atrapa. La persona que
lanzó el mango consigue una casa. Una señora con un carro viejo se topa con la
caravana presidencial y el presidente le obsequia un carro que no es de su
propiedad en un país en el que por la incompetencia oficial han dejado de
ensamblarse vehículos.
El 99,9999% de la población
no se consigue en la calle con el presidente. Damos lecciones de libertad de
expresión al mundo mientras vamos cerrando medios de comunicación. Según una encuesta 80 de cada 100
compatriotas no está comiendo completo. Vienen unas elecciones parlamentarias y
pretenden redefinir los circuitos para que gane el que va perdiendo. Las colas
para conseguir alimentos se incrementan. Según los economistas para comprar un
corolla un profesional debe ahorrar 20 años y
lo peor de esta historia aún no
ha comenzado. Más de un millón y medio de personas ha decidido abandonar el
país más feliz del mundo. El máximo líder se compara a sí mismo con Stalin y
una universidad decide darle un doctorado honoris causa.
Definitivamente hay momentos
en que uno duda de si Venezuela es realidad o ficción.
Surrealismo total. Esto es
Macondo con Orwell.
vía: http://laureanomarquez.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario